Ningún
siglo como el XX generó tantos cambios y vicisitudes en la vida colombiana. Fue
el siglo contradictorio de la paz y de la violencia. Se inició con las promesas
de bienaventuranza pactadas en 1902 a bordo del vapor Wisconsin, que pusieron
fin a la guerra de los Mil Días, y terminó con la oleada de violencia generada
por la caótica mezcla de subversión, paramilatarismo y narcotráfico.
Para la humanidad la perspectiva es igual. El Siglo XX nació bajo el signo de la Belle Époque simbolizado en la aviación, el automóvil y el cine; pero esas maravillas de la ciencia y del ingenio humano no impidieron que el lado oscuro de la vida nos sumiera en las dos guerras más catastróficas de que se tenga idea en la historia universal, desde la guerra de Troya: la Primera (1914-1918) y la Segunda (1939-1945) Guerras Mundiales, cuya mortandad supera a la suma de las producidas en todos los conflictos anteriores de la humanidad; pero en el Siglo XX el hombre inició la conquista del espacio, llegó a la luna y revolucionó las comunicaciones con la Internet. Al comenzar el siglo, a nadie se le hubiera ocurrido soñar que un día podría estar de visita en los grandes museos del mudo sin moverse de su casa.
Para la humanidad la perspectiva es igual. El Siglo XX nació bajo el signo de la Belle Époque simbolizado en la aviación, el automóvil y el cine; pero esas maravillas de la ciencia y del ingenio humano no impidieron que el lado oscuro de la vida nos sumiera en las dos guerras más catastróficas de que se tenga idea en la historia universal, desde la guerra de Troya: la Primera (1914-1918) y la Segunda (1939-1945) Guerras Mundiales, cuya mortandad supera a la suma de las producidas en todos los conflictos anteriores de la humanidad; pero en el Siglo XX el hombre inició la conquista del espacio, llegó a la luna y revolucionó las comunicaciones con la Internet. Al comenzar el siglo, a nadie se le hubiera ocurrido soñar que un día podría estar de visita en los grandes museos del mudo sin moverse de su casa.
El
siglo XX Colombiano tuvo un desenvolvimiento parecido. Al comenzar la centuria
éramos un país de cinco millones de habitantes, tan atrasado como el que más.
Al concluir, Colombia pasa de los cuarenta millones de habitantes, y si, con
relación a las naciones desarrolladas, sigue en un puesto de retaguardia, con
relación a sí misma avanzó un quinientos por ciento en estos cien años que van
del 1 de enero de 1901 al 31 de diciembre de 2000. En otras palabras: en 1901
ocupábamos el puesto 100 entre las ciento veinte naciones que entonces
existían; en 2000 ocupamos el puesto 60 entre las ciento noventa y nueve que
ahora figuran en el mapamundi
Cómo transcurrió la vida colombiana en el siglo XX, cómo se transformó nuestra sociedad, cómo evolucionó el mundo, es lo que se propone mostrar, entre otros aspectos, la serie coleccionable de Credencial Historia que publicaremos en el curso de los próximos tres años, con el siguiente contenido que reúne los aspectos más diversos de nuestro discurrir cotidiano, sintetizados en los momentos claves que marcaron las historia colombiana en el siglo XX.
Cómo transcurrió la vida colombiana en el siglo XX, cómo se transformó nuestra sociedad, cómo evolucionó el mundo, es lo que se propone mostrar, entre otros aspectos, la serie coleccionable de Credencial Historia que publicaremos en el curso de los próximos tres años, con el siguiente contenido que reúne los aspectos más diversos de nuestro discurrir cotidiano, sintetizados en los momentos claves que marcaron las historia colombiana en el siglo XX.
Entre
los primeros hechos del siglo XX y fue uno de los más importantes el cual marco
la historia de Colombia.
La Guerra de Los Mil Días
Aunque el conflicto comenzó en octubre
de 1899, no sólo marcó el final del siglo XIX, sino la entrada del XX en la
historia, al extenderse hasta noviembre de 1902. Un completo relato de los
hechos principales que tuvieron lugar en la sangrienta contienda que duró mil
días y dejó más de cien colombianos tendidos en los campos de batalla.
De los archivos históricos y de
relatos de la tradición oral de indígenas Yanacona y Nasa en el actual Cauca,
se deduce, la magnitud de la participación de estos pueblos en una de las más
desastrosas guerras civiles de fines del siglo XIX y principios del XX en el territorio
colombiano. Una revisión de la historiografía existente, al respecto, no da
cuenta suficiente y cualificada de este importante aspecto de la vida política
del país, sus visiones generalizantes ubican rápidamente a los indígenas entre
las huestes mestizas de los bandos en conflicto.
En los procesos de construcción y
deconstrucción de nación; los pueblos nativos son percibidos y enunciados como
entes pasivos, sujetos a las pretensiones y caprichos de los “blancos” que
entre otras cosas, según esa percepción, los llevaron amarrados a una guerra,
en la cual los nativos constituyeron el grueso de multitud de guerrillas
liberales que osó poner en jaque al gobierno del recién extinto Estado del
Cauca, una de las regiones más poderosas e incidentes en la vida de la nación
en aquel entonces, lo cual no se entiende si iban forzados a la guerra. Los
archivos históricos certifican de manera categórica la palabra de los mayores
Yanacona y Nasa, modelos de un estudio que giró alrededor de dos preguntas
sustanciales, ¿en qué magnitud e intensidad participaron los indígenas del
Cauca en la guerra de los “Mil días”? y ¿cuáles las razones que los motivó a participar?
GUERRA DE LOS MIL DÍAS DOCUMENTAL
GUERRA DE LOS MIL DÍAS DOCUMENTAL
La organización indígena había sido
reconstruida entre 1910 y 1946 al calor de luchas en el Cauca, la Sierra Nevada
de Santa Marta, Huila, Caldas y Tolima, dirigidas entre otros por el legendario
Quintín Lame. Se constituyeron por entonces Consejo y Ligas de Indios que
reivindicaron los derechos indígenas y establecieron alianzas con
organizaciones campesinas y obreras. Sin embargo, la violencia y la represión
entre 1946 y 1958 prácticamente liquidaron las organizaciones indígenas, que
solamente pudieron volver a nacer dentro de organizaciones campesinas como la
Federación Agraria Nacional y especialmente, tras el establecimiento por
decreto gubernamental de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos.
La fundación de la ONIC fue el
resultado del proceso de reorganización autónoma del movimiento indígena en
Colombia iniciado por el Consejo Regional Indígena del Cauca en la década de
1970, que fue seguido por el establecimiento de organizaciones indígenas en
otros departamentos hasta que en octubre de 1980 en Lomas de Ilarco - sur del
Tolima- se realizó el Primer Encuentro Indígena Nacional de Colombia, el cual
oficializó la creación de la Coordinadora Nacional Indígena, que asumió, la
creación de la organización nacional y convocó a su primer congreso nacional.
En total la ONIC ha realizado siete congresos nacionales, el último de los
cuales se cumplió en Ibagué en 2007 y en él la ONIC se constituyó como
Autoridad Nacional de Gobierno Indígena.
La tenencia de la tierra y su papel en
la estructura agraria y los conflictos de diverso tipo que se establecen a su
alrededor han permanecido presentes en la mayoría de los análisis sobre el
problema agrario en Colombia. Partiendo de cómo el país ha desaprovechado
distintas coyunturas históricas para resolver de manera estructural su cuestión
agraria que trae consigo un problema que
hoy adquiere dimensiones diferentes a las existentes hace cincuenta años, en
donde debido ene especial a la irrupción del narcotráfico en la compra de
tierras, la expansión de los cultivos ilícitos, los vínculos de los diferentes
grupos armados al margen de la ley, junto con el narcotráfico y las
pretensiones de dominio territorial que estos ejercen en diferentes zonas del
país.
Los antecedentes sobre la tenencia y
el mercado de tierras en Colombia se pueden circunscribir a dos grandes
aspectos: el intento de poner tributos progresivos a la propiedad rural, y la
reforma agraria. Ambos procesos han fracasado en movilizar la tierra como
factor productivo y en constituir un verdadero mercado de tierras con elementos
económicos de formación de precios y dinamización de la oferta y la demanda.
Otro
fracaso se evidencio en crear elementos para corregir la desigualdad en
la apropiación de la tierra reflejada en una estructura agraria bimodal (Johnston y
Kilby, 1980, Delgado 1984).
En Colombia se han hecho varias
propuestas para gravar la propiedad rural como una alternativa para movilizar
el mercado de tierras y obligar a los grandes propietarios a que las ofrezcan
en el mercado. En 1949 una Misión del Banco Mundial encabezada por Lauchlin
Currie (BIRF, 1950) hizo el primer acercamiento al tema sin que tuviera éxito
su propuesta de imponer tributos a la propiedad rural.
La propuesta Currie no fue bien
acogida por los terratenientes, ni por los expertos fiscales y administradores
del país, por impracticable. Se continuó aplicando el gravamen existente del 4
por mil sobre los avalúos prediales, y el Comité de Expertos que el gobierno
designó para el estudio de la propuesta recomendó que se fortaleciera el
Instituto Geográfico y se aceleraran los trabajos de inspección predial.
El fracaso en la década del cincuenta
para gravar la propiedad rural no
consistió tanto en que las medidas se enderezaran contra la clase dirigente,
“sino que la debilidad de la imposición sobre las tierras consiste en que,
aunque despierta la oposición de los intereses agrarios, no ofrece un incentivo
evidente para cualquier otro grupo social importante” (Hirschman, 1963).
Profesor Titular de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia
La historia de los movimientos
sociales, tradicionalmente centrada en el movimiento obrero del siglo XIX, se
amplió en el siglo XX con la consideración de los movimientos sociales del
pasado y con la atención al surgimiento de otras reivindicaciones que han dado
origen a movilizaciones sociales de envergadura: feminismo, pacifismo,
ecologismo, movimiento por los derechos civiles (en Estados Unidos), derechos
LGBT, movimiento antiglobalización, etc.
Los movimientos sociales se entienden
fundamentalmente como movimientos populares, es decir, los que expresan
reivindicaciones del pueblo (entendido ambiguamente, tanto como el cuerpo
social general, como restringido a la amplia estrato social inferior en términos socioeconómicos y
de poder); aunque tienen otras derivaciones diferentes, en cuestiones sociales
entendidas como culturales de pensamiento, o de estilo de vida, que pueden ser
tanto las propias de una corriente mayoritaria o ideología como de una minoritaria, vanguardista,
rupturista, contracultural o alternativa. Después de ver estos dos casos, se llaga a extremos
en los cuales denominan movimiento al deporte, a la moda, a cualquier forma de
uso del ocio, a tendencias culturales de cualquier tipo como la moda, peinado,
tatuaje, gastronomía o tal vez las actividades de las tribus urbanos.
El término Revolución rusa agrupa a
todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del régimen zarista y a la
instauración preparada de otro, leninista a continuación, entre febrero y
octubre de 1917. En gran medida inducida por la Primera Guerra Mundial,1 la
Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del "corto siglo
XX"2 abierto por el estallido del macroconflicto europeo en 1914 y cerrado
en1991 con la caída de la Unión Soviética. Objeto de simpatías y de inmensas
esperanzas por unos (Jules Romains la describió como "la gran luz en el
Este" y François Furet como "el encanto universal de octubre"),
también ha sido objeto de severas críticas, de miedos y de odios viscerales.3
Sigue siendo uno de los acontecimientos más estudiados y más apasionadamente
discutidos de la historia contemporánea.
Previamente a 1917, el antiguo Imperio
ruso se regía bajo un régimen zarista, autocrático y represivo desde hacía tres
siglos.
La abolición de la servidumbre
promulgada en 1861 por parte del zar Alejandro II fue la primera muestra de las
fisuras del antiguo sistema feudal. Una vez liberados, los antiguos siervos se
desplazaron a las ciudades, convirtiéndose así en mano de obra industrial.
A comienzos del siglo XX, el
desarrollo de la industria rusa era cada vez mayor, favoreciendo el crecimiento
de las ciudades y una creciente efervescencia cultural: el antiguo orden social
se tambaleaba, agravando las dificultades de los más pobres. Las industrias
florecían, y la creciente clase obrera se aglutinaba principalmente en las
ciudades pero la prosperidad del país no había tenido beneficio alguno para la
población.